miércoles, 20 de septiembre de 2017

EN QUÉ CONSISTIERON LOS EXPERIMENTOS DE CONFORMIDAD DE SOLOMON ASCH (1951 y 1955)



Al grado hasta el cual los miembros de un grupo social cambiarán su comportamiento, opiniones y actitudes para encajar con las opiniones del grupo se le llama Conformidad

Conformidad y Obediencia
Para comprender la orientación e impacto de los experimentos que se detallarán a continuación es buenos tener presente estos dos conceptos de acuerdo con la psicología.
En este sentido se dirá que Existe conformidad cuando un individuo modifica su comportamiento o actitudes con el fin de armonizarlos con el comportamiento o actitud de un grupo. Y existe obediencia cuando un individuo modifica su comportamiento a fin de someterse a las órdenes directas de una autoridad legítima.
Conformidad y obediencia son dos formas de influencia social. La presión a conformarse es ejercida de manera típica y por otra parte que disfrutan del mismo estatus que el sujeto, mientras que la presión de obedecer es ejercida por una autoridad de elevado estatus.
La obediencia presupone que la autoridad desee ejercer una influencia y vigile la sumisión del subordinado a sus órdenes. Por el contrario, la conformidad puede producirse sin que el grupo desee ejercer una influencia o vigilar al individuo, basta con que la persona conoce la posición del grupo y desee estar de acuerdo con ella.

Quién fue Solomon Asch
Solomon Asch fue un psicólogo polaco quien además fue uno de los pioneros de la psicología social y experimentó con la conformidad en la Universidad de Swarthmore en 1951, poniendo a un participante en un grupo de personas cuya tarea consistía en igualar las longitudes de una serie de líneas.
Los estudios realizados por Solomon Asch entre 1951 y 1955 han aportado relevantes datos sobre el comportamiento de los seres humanos ante la presión social. Estos estudios, hoy por hoy, son considerados clásicos en Psicología Social. El diseño experimental consistía básicamente en que Asch pedía a los participantes que respondiesen a unos problemas de percepción. Concretamente solicitaba de los sujetos que indicase en un conjunto de tres líneas de diferente tamaño cuál de ellas se asemejaba más a una línea estándar o de prueba (la de la izquierda en el dibujo).
Cada individuo tenía que anunciar cuál de tres líneas era la más cercana en longitud a una línea de referencia. El participante se colocó en un grupo de actores a los que se les dijo que dieran la respuesta correcta dos veces y luego cambiaran diciendo las respuestas incorrectas.
Asch quería ver si el participante se conformaría y daría las respuestas equivocadas sabiendo que de otro modo sería el único del grupo en dar las respuestas diferentes.
Treinta y siete de los 50 participantes estuvieron de acuerdo en las respuestas incorrectas a pesar de la evidencia física de lo contrario.
El problema ético de este experimento es que Asch no pidió el consentimiento informado de los participantes, por lo que hoy en día, este experimento no podría haberse llevado a cabo.
Asch trataba de comprobar el poder de la conformidad. Por ello, entre los grupos de 7 a 9 estudiantes que participaron en el experimento sólo un individuo, el sujeto crítico, actuaba conforme a su propio criterio. El resto de los participantes eran cómplices y, a medida que pasaban las tarjetas, cambiaban su elección según el criterio de Asch, previamente establecido.
Al principio, contestaban correctamente, pero después empezaban a contestar de forma errónea. Esto hacía que los sujetos verdaderos desarrollaran un profundo malestar y acabaran escogiendo la opción incorrecta el 36,8% de las veces, aunque sólo cuando los cómplices estaban presentes.
En estudios posteriores se constató que cuando los sujetos emitían sus juicios no en voz alta sino escribiéndolos en un papel, la conformidad se reducía drásticamente. Este resultado señala la relevancia de distinguir entre conformidad pública (hacer o decir lo que hacen o dicen los otros) y la aceptación privada (sentir realmente como los otros). En muchas situaciones de nuestra vida cotidiana seguimos normas sociales y nos conformamos (sucumbimos a la presión de grupo), pero no por ello mudamos nuestras opiniones personales (esto es, no hay aceptación privada).
El experimento de Asch fue uno de los primeros que aportó evidencia empírica a las teorías sobre el comportamiento de masas y el conformismo del grupo, pero es probable que hoy no se hubiera podido realizar de la misma forma, pues los códigos deontológicos de las investigaciones psicológicas no permiten engañar a los participantes sin su conocimiento previo, sin informar, al menos, de que existe esa posibilidad, algo que habría arruinado el experimento.
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Hasta una próxima entrega.
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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Y DOCUMENTALES
García-Allen, Jonathan (s/f) Los 10 experimentos psicológicos más perturbadores de la historia [Documento en línea] disponible en: https://psicologiaymente.net/psicologia/10-experimentos-psicologicos-mas-perturbadores-historia#! [Consulta: 2017, septiembre 20]
Asch, S. (1974). Fuerzas de grupo en la modificación y distorsión de juicios. En J.R. Torregrosa y E. Crespo. (Comps.), Estudios básicos de la psicología social. (pp. 351-364). Barcelona: Hora
Peláez. Javier (2009) La Conformidad y los Experimentos de Solomon Asch [Documento en línea] disponible en: http://irreductible.naukas.com/2009/01/14/la-conformidad-y-los-experimentos-de-solomon-asch/  [Consulta: 2017, septiembre 20]

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