Así, la autoridad venida de la alta
jerarquía es obedecida por la mayoría, que de acuerdo a su ubicación en la
jerarquía social, la direccionalidad de autoridad-obediencia irá permeando a
toda la pirámide social. “Si no se
respetase este principio sería
difícil que funcionase
una sociedad entendida
como eficiente según
los parámetros actuales
del sistema”(Santos, M. 2003)
Para la cultura occidental la jerarquía y división de la sociedad se
encuentra tan arraigado en la sociedad que esta misma jerarquización ha
implicado el principio de autoridad y obediencia. Así, la autoridad venida de
la alta jerarquía es obedecida por la mayoría, que de acuerdo a su ubicación en
la jerarquía social, la direccionalidad de autoridad-obediencia irá permeando a
toda la pirámide social. De acuerdo con Santos (2003) “Si no se respetase
este principio sería
difícil que funcionase
una sociedad entendida
como eficiente según
los parámetros actuales
del sistema”
Esto en un
plano general, pero
también a un
nivel más concreto,
el de los individuos, es la obediencia a la autoridad
la que permite una buena protección al sujeto.
Con base en estos preceptos y sabiendo de la infinidad de atrocidades
cometidas durante la Segunda Guerra Mundial, principalmente las del ejército
nazi como las más difundidas masivamente. Es sabido que dichas barbaridades
pudieron ser ordenadas por una autoridad superior, pero el brazo ejecutor fue
mayoritariamente personal subalterno. Entonces la pregunta ¿Qué fuerza superior
pudo mover a seres humanos a realizar semejantes actos de brutalidad?
En este mismo orden de ideas y con similar interrogante se tiene a Stanley
Milgram, una de las personas que se hacía dichas preguntas y, por ello,
diseñó un experimento, cuyo objetivo fue el de conocer cuán lejos podía llegar
una persona, común y corriente, cuando una figura de autoridad le ordenaba
dañar a otro ser humano. Dicho experimento es conocido como El
Experimento Milgram
¿Pero quién fue Stanley Milgram?
Stanley Milgram fue un Psicólogo Social
estadounidense, nacido en Nueva York, el 15 de agosto de 1933, procreado por la
pareja hebrea, compuesta Samuel
Milgram, panadero de origen húngaro y su madre Adele de ascendencia
rumana.
Stanley estudió ciencias políticas en el Queens College, de Nueva York,
donde se graduó en 1954.
Posteriormente se presentó a un postgrado en Psicología
Social en la Universidad de Harvard donde rechazado inicialmente
por no contar con la preparación necesaria ese nivel, siendo aceptado
finalmente en 1954 después de realizar seis cursos externos de psicología, por
lo cual pudo graduarse en 1960.
Fue Stanley Milgram quien realizaría el reconocido "Experimento
sobre la obediencia a la autoridad", el cual fue en realidad una
serie de Experimentos de Psicología Social
llevados a cabo en la Universidad de Yale, y que fue descrito en un artículo
publicado en 1963 en la revista Journal
of Abnormal and Social Psychology bajo el título Behavioral Study of Obedience
(Estudio
del comportamiento de la obediencia) y resumida en 1974 en su libro
"Obedience to authority. An
experimental view" (Obediencia a la autoridad. Un punto de vista
experimental).
Stanley Milgram también fue
reconocido por su "Experimento del mundo pequeño"
donde intentó probar la famosa teoría de "los seis grados de separación".
Fue el quién acuñó el término “Estado Agentico”, referido al estado
en que una persona soporta lo que hace en contra de los valores propios. Está
considerado como uno de los más importantes psicólogos del siglo XX. Falleció
en Nueva York el 20 de diciembre de 1984, de un ataque al corazón.
La Preparación del Experimento de Stanley
Milgram
El psicólogo Stanley Milgram creó un "generador de descarga" eléctrica con
30 interruptores. El interruptor estaba claramente marcado en
incrementos de 15 voltios, oscilando entre los 15 y 450 voltios.
También puso etiquetas que indicaban el nivel de descarga, tales como "Moderado"
(de
75 a 120 voltios) y "Fuerte" (de
135 a 180 voltios). Los interruptores de 375 a 420 voltios
fueron marcados "Peligro: Descarga Grave" y los dos niveles más altos
de
435 a 450 fueron marcados "XXX".
El "generador de descarga" era en realidad de mentira y sólo
producía sonido cuando se pulsaban los interruptores.
Se reclutaron 40 sujetos (hombres) por correo y por un anuncio en el
periódico. Creían que iban a participar de un experimento sobre la
"memoria y el aprendizaje".
En la prueba, a cada sujeto se le informó claramente que se le iba a
pagar por ir y que conservaría el pago "independientemente de lo que
pasara después de su llegada".
Luego, el sujeto conoció a un "experimentador", la persona que
dirigía el experimento, y a otra persona que se la indicó como otro sujeto. El
otro sujeto era en realidad un cómplice que actuó como sujeto. Se trataba de un
contador de 47 años.
Los dos sujetos (el sujeto verdadero y el cómplice) sacaron un papel
para saber quién iba a ser un "maestro" y quién un
"aprendiz". El sorteo fue falso, ya que el sujeto verdadero siempre
obtendría el papel de "maestro".
El maestro vio que el aprendiz estaba atado a una silla y tenía
electrodos. Luego, el sujeto fue ubicado en otra habitación delante del
generador de descarga, sin poder ver al aprendiz.
En qué consistió el Experimento de Milgram
La situación experimental propuesta por el Experimento Milgram en
el laboratorio era muy clara: en un supuesto estudio sobre la memoria al
voluntario se le daba el rol de “profesor” y un cómplice del experimento tenía
el rol de “alumno”. Ambos, profesor y alumno” eran
dirigidos a habitaciones separadas desde donde podían comunicarse pero
no verse el uno al otro. El “profesor” se sentaba delante de una maquina
que emitía descargas eléctricas. En el transcurso del experimento, cada
vez que el “alumno” cometiese un error, se le ordenaba al “profesor” que
administrase descargas eléctricas cada vez mayores.
Al profesor se le administraba una descarga eléctrica como ejemplo de
las que supuestamente recibiría el “alumno”. Así mismo, el “alumno” se
aseguraba de haber dicho en algún momento que tenía problemas del corazón.
El “profesor” recibía un listado con parejas de palabras que tenía que
enseñar al “alumno”. Tras una primera lectura completa de la lista, el
“profesor” decía la primera palabra de una pareja y cuatro posibles respuestas.
Si el “alumno” erraba en la respuesta, el “profesor” debía administrar una
descarga con incrementos progresivos de 15 voltios por cada error. Si respondía
correctamente, seguían con la lista.
En realidad, pese a que el “profesor” así lo creía, el “alumno” no
recibía ninguna descarga. La máquina de descargas activaba una cinta pregrabada
con los sonidos para cada nivel de descarga. Con los aumentos de voltaje el
“alumno” empezaba a dar golpes a la pared que unía ambas habitaciones y a
gritar sobre sus problemas de corazón. Llegados a cierto punto,
cualquier señal del “alumno” desaparecía.
Si el “profesor” quería detener el experimento antes de que el “alumno”
perdiese el conocimiento, recibía unas consignas determinadas para continuar.
Si el sujeto aun quería detener el experimento tras las consignas, se detenía.
Si decidía continuar, el experimento llegaba hasta que se daban tres descargas
de 450 voltios (el máximo).
Resultados del Experimento Milgram
Antes de llevar a término el experimento, Milgram predijo mediante
encuestas a psicólogos y psiquiatras que tan solo del orden del 3% de los
participantes superarían los 300 voltios. Sin embargo, la realidad es
mucho más cruda ya que, en el primer experimento de Milgram, el 65% de
los participantes administraron la descarga máxima de 450 voltios.
Todos los participantes cuestionaron en algún momento el experimento y
mostraron diferentes grados de tensión y estrés (sudores, temblores,
tartamudeo, etc.).
Los resultados fueron tan sorprendentes como desalentadores. Solamente
35% de los sujetos críticos desobedeció al investigador y se negó a continuar
con el experimento hasta el final, incluso cuando ya no oían los gritos
de dolor del alumno, pudiendo entender que éste había perdido el conocimiento.
Se debe señalar que en la gran mayoría de los participantes se
podía observar un gran estrés o incomodidad, sobre todo, llegados a los
puntos finales.
En posteriores variaciones del experimento se pudo ver cómo, cuando
la cercanía física del maestro y el alumno aumentaban (le podía ver o
incluso sostener su mano), los porcentajes de desobediencia aumentaban
hasta un 60 y un 70% respectivamente.
Ninguno de los sujetos críticos que optaron por desobedecer al
investigador y parar el experimento pidieron que esas sesiones dejaran de
realizarse en un futuro y ninguno, tampoco, acudió
al otro cuarto donde se suponía que estaba la “victima” a
comprobar su estado sin antes pedir permiso al investigador.
Posibles explicaciones
Según Milgram, estas conductas se pueden explicar a través de:
-
La “deshumanización” del otro, es
decir, dejar de considerar al otro como un ente humano, para así poder obviar
sus propias normas éticas o la moral societaria.
-
La sumisión ante la autoridad puede
explicar estas conductas a través de la derivación de nuestra responsabilidad
moral o ética hacia la autoridad (en este caso el investigador).
-
La pérdida de referencia ante la
absorción en los aspectos técnicos del experimento.
-
La teoría del conformismo donde
cuando el individuo no tiene la habilidad ni el conocimiento para tomar
decisiones, sobre todo en situaciones críticas, deriva éstas hacia el grupo o
la jerarquía.
-
La teoría de la cosificación. Es la
esencia de la obediencia. El individuo se mira
a sí mismo como un instrumento que realiza los deseos de otra persona y
por lo tanto no se considera responsable de sus actos.
A modo de concusión
En conclusión, podemos decir que el ser humano es influenciable bajo
cierta presión autoritaria; además, a esto debe sumarle el carisma propio de el
"ser autoritario" y el "miedo" que este pueda
infligir sobre aquellos que le siguen las ordenes. Ejemplo: "no es la
misma autoridad que ejerce un líder como Iosef Stalin o Adolf Hitler que
mediante su 'carisma' imponen obediencia, que lideres mas actuales pero menos
duros que no imponen tanta obediencia dado que su método carismático es
menor"
Repercusiones Éticas del Experimento de Milgram
En los años posteriores a la realización del experimento, los psicólogos
y sociólogos han comenzado a cuestionar la ética detrás del mismo, y si el
experimento debería haber sido permitido o no. Milgram quería establecer si las
personas realmente obedecerían a las figuras de autoridad aunque las
instrucciones fueran moralmente incorrectas.
En ese momento, la ética del experimento de Milgram parecía razonable,
pero con los controles más estrictos que existen en la psicología actual, este
experimento no hubiera sido permitido. La generación de Milgram necesitaba
respuestas concluyentes sobre si, ¿La naturaleza humana es intrínsecamente
mala o una persona sensata podría ser obligada por la autoridad a realizar
acciones antinaturales?
Una vez más, el experimento de Milgram adquirió relevancia en la década del
´70 con la Masacre de Mÿ Lai, en donde la sociedad cuestionó los
motivos detrás esta masacre así como también de otras atrocidades cometidas por
los estadounidenses en Vietnam. Si bien las acciones de los soldados no pueden
ser justificadas, se mostraron los efectos horribles sobre la psique y la moral
de los jóvenes que produjo la exposición diaria a la muerte y al sufrimiento.
Masacre de Mÿ Lai
Los estándares éticos modernos afirman que los participantes de
cualquier experimento no pueden ser engañados y que deben ser conscientes de
las consecuencias. Para ser justos, la investigación llevada a cabo después del
experimento indicó que no hubo efectos psicológicos a largo plazo entre los
participantes.
Sin embargo, el hecho de que estas personas pensaran que habían causado
sufrimiento a otro ser humano, podría haber causado una angustia emocional
severa.
Si bien el experimento de Milgram aparentemente no tuvo efectos a largo
plazo sobre los participantes, es esencial que los estudios psicológicos tengan
pautas estrictas.
El efecto a largo plazo de seguir llevando a cabo estudios similares
sería destructivo para la investigación sin engaño. Gran parte de las investigaciones
de psicología exploran áreas donde los sujetos implicados son más escépticos
que la media de la población.
Tal vez nunca estarían de acuerdo en participar en una investigación que
fuera inofensiva o destinada a ayudar a los sujetos si se sabe que los
investigadores suelen utilizar el engaño.
En conclusión, si bien no hay duda de que el experimento en su formato
original no sería permitido, es importante recordar que Stanley Milgram no era
una mala persona. Él estaba realmente tratando de descubrir las razones por las
que los seres humanos podrían verse envueltos en un gran mal.
Este tema se seguirá desarrollando y explicando en próximas
entregas, por favor haga sus comentarios, críticas constructivas para mejorar
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Hasta una próxima entrega.
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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Y DOCUMENTALES
Farías, Esteban
(2014) Experimento de Stanley Milgram: "Obediencia a la Autoridad"
[Artículo en línea] disponible en: http://obeyauthority.blogspot.com/
[Consulta: 2017, octubre 01]
Santos, Mercedes
(2003) Obediencia a la
Autoridad. Algunas Aportaciones desde
la Psicología [Documento en línea] disponible: http://www.antimilitaristas.org/IMG/pdf/milgram.pdf
en [Consulta: 2017, octubre 02]
IdouPsicologia (2012)
El Experimento Milgram [Artículo en línea] disponible en: http://idoupsicologia.com/psicologia/el-experimento-milgram/
[Consulta: 2017, octubre 02]
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